Es un sentimiento que nace de la condena por algo que hicimos o no hicimos y que se supone que deberíamos hacer o no hacer. Y que nos impide disfrutar plenamente de la vida.
Algunos otros sentimientos que produce son: tristeza, remordimiento, lamento, angustia, impotencia, y frustración.
Las personas sometidas a la culpa se quedan paralizadas, lamentándose y sufriendo un gran dolor que les impide asumir acciones que les permitan mejorar su situación.Sin ser capaces de poner un punto final y reviven una y otra vez sus sentimientos negativos.
En la mayoría de las ocasiones es la propia persona la que se enjuicia a si misma de forma permanente por su alto grado de inflexibilidad.
Este tipo de conducta tiene una base importante en la infancia por la educación recibida, pero hemos de tener en cuenta que si nuestros padres no nos brindaron las herramientas necesarias para tener salud mental y calidad de vida, de adultos es nuestra responsabilidad adquirir los recursos necesarios para proporcionárnoslo. Por tanto hemos de hacernos las siguientes preguntas: ¿Cual es el fin de convivir con el sentimiento de culpa? ¿Nos funciona para ser victimas, manipular o evitar asumir responsabilidad?
En muchos casos la persona no desea realmente hacerse responsable de su vida, si no que le es más cómodo permanecer en esta situación, lamentándose del pasado en lugar de construirse un presente.
Claves para superar la culpa:
1- Identificar las razones que acusan. Si son generadas por ti o por otros. Para ello te puedes ayudar escribiendo en un diario; que además te ayudara a identificar el tiempo que pierdes en el presente por angustiarte por el pasado.
2- Evalúa la gravedad de la falta por la que eres acusado. ¿La intensidad de tus emociones y la gravedad es proporcional?
3- Perdonate, pues el perdón nos desapega de los acontecimientos.
4- Transforma la culpa y el arrepentimiento en acciones. Puedes ayudarte con actos simbólicos o rituales que te ayudaran a soltar…
5- Acepta y aprende de los errores, pues con ellos puedes crecer y avanzar.
¡Deja de acusarte! Tu peor enemigo eres tu mismo. Suelta el debería..
Acepta quien eres y lo ocurrido, pues la situación es la que nos encontramos, indistintamente de si te gusta o no es la realidad, que es más solida que cualquier idea que tengamos de lo que debería ser… y es a partir de la realidad desde donde podemos construir.
Aceptar la realidad es descartar el «debo», conocer el «quiero» y aceptar el «puedo».
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