Es un proceso para abandonar la búsqueda de la perfección y comenzar a descubrir la bella interna que todos llevamos dentro. Es aprender a honrarnos y honrar a los demás. Establecer limites claros para soltar y evitar la manipulación.
El perdón se nos plantea como un reto cuando pensamos que hemos de perdonar a los demás, pero cuando entendemos que el verdadero perdón nos debemos a nosotros mismos es más sencillo.
Cuando se produce nos sentimos mucho más ligeros, y pasamos del miedo al amor en un instante. Nos devuelve al estado de paz, de la verdad y elimina del corazón la culpabilidad y la vergüenza.
Es un obsequio, un regalo que surge de nuestro interior tras la comprensión, es un acto capaz de cambiarnos y cambiar a quienes nos rodean.
(imagen procedente de Pinterest)
Cuando «perdonamos pero no olvidamos» no somos conscientes de la energía que esto nos esta robando pues estamos empleando un gran esfuerzo en sostener un recuerdo para no olvidar lo. Es como si viviésemos permanentemente en el pasado, viviendo una y otra vez lo ocurrido. Esto nos genera un gran desgaste, en cambio si liberamos esta energía podemos emplearla en otras coas o asunto más importantes. Por tanto perdonar nos hace libres.
Perdonar no es cerrar los ojos ante el mal, no es negar que exista injusticia. Pues no se puede huir del dolor. Además el dolor oculto, no reconocido nos convierte en personas obsesivas, nerviosas y amargadas y nos impedirá vivir la vida plenamente desde la paz interior. Por tanto lo mejor que podemos hacer es reconocer el dolor y hacerle frente.
Perdonarme y perdonar la culpa del otro nos permitirá liberarnos a ambos de enfados y renconres, soltar el odio y el deseo de venganza, evitando así que las heridas no reconocidas den lugar a reacciones violentas desproporcionadas.
El comienzo del perdón se da cuando rechazamos la venganza y evitamos juzgar y desvalorizar a los demás. Y tratamos de no identificar al agresor con su obra, tratando así con dignidad y reconociendo su valor como ser humano y entendiendo que no sabemos las circunstancias que a esa persona le han llevado a actuar de ese modo.
El proceso del perdón es el proceso de aceptación y sigue los mismos pasos del Duelo, igual que cuando se produce una perdida en nuestra vida: la negación, el odio, el regateo, la depresión y la aceptación.
Las etapas del perdón son:
1– Contar la historia: permitirnos reconocer lo ocurrido desde nuestro sentir, mirando lo que he creado.
2– Sentir los sentimientos: reconocer los sentimientos que despierta en mi por muy feos que sean (odio, rencor, enfado, venganza…) . Tengo derecho a estar enfadado y dolido.
3– Bloquear la historia: reconocer cual es mi punto de vista pero admitir que hay otros puntos de vista de los que no me he percatado…, es decir reconocer mis juicios y respetarme por ello.
4– Replantear la historia: Ver la perfección de la situación, ver la historia integrando todos los puntos de vista sobre lo ocurrido.
5– Integrar: aceptar lo ocurrido, liberar las emociones negativas y elegir el poder de la paz.
El perdón requiere pasar de la pregunta: ¿Por que me ocurrió? a ¿Para que me ocurrió ? Es decir tratar de encontrar la lección que he de aprender de la situación vivida. Aunque para ello a veces es necesario entender que somos seres espirituales viviendo una experiencia humana y que en muchas ocasiones lo que esta ocurriendo ha sido previamente planeado por nuestras almas. Cuando somos capaces de analizar más allá de nuestros sentidos descubrimos que no existen los papeles de agresor-victima si no que en realidad hay solo amor, y que un alma amiga toma un papel para ayudarnos a aprender una valiosa lección y crecer espiritualmente.
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