Hace muchos años que comencé a sentirme diferente, y desde corta edad me «rebele» al sistema educativo en el que me encontraba inmersa, pues sentía que había muchas cosas que no encajaban (exceso de conocimientos que aprendemos y olvidamos, pues no sirven realmente para nada, solo para aprobar los exámenes por los que después nos otorgarán títulos, pero que no nos enseñan lo esencial para vivir, los valores y aptitudes para enfrentarnos a la vida real: autoestima, resilencia, empatia….)
Me críe en una familia cristiana y estuve obligada ha asistir a las clases de religión hasta que inicie el instituto, incluso me obligaron a tomar la primera comunión. En mi mente se planteaban numerosas preguntas, a las que los diferentes profesores de religión nunca consiguieron responder. ¿que es la trinidad? ¿quien es el padre de Jesús? ¿porque esta y no otra es la verdadera religión? ¿si prodiga el amor al prójimo, porque siempre han estado luchando los cristianos en numerosas guerras? Y lo que más me llamaba la atención a pesar de mi corta edad es que los cristianos que rezaban, suplicaban y pedían con fervor en el «Templo de Dios», cuando salían de él se olvidaban de los principios básicos de su religión y volvían a la codicia, egoísmo y cinismo, pisoteando al prójimo si es necesario para conseguir el beneficio personal.


Entonces llegue a la conclusión de que el fanatismo por una u otra religión no es buena idea y que la única religión es la del amor, el respeto por uno mismo y los demás.



Cada uno debe descubrir la verdad, su verdad, yendo hacia dentro y confiando en sus propios pensamientos y experiencias, en vez ce confiar en lo que otros le enseñan como verdadero.
 

Es importante comprender que todos somos iguales y que luchamos por tener un poco de tranquilidad, felicidad y seguridad en nuestras vidas. Si empezamos entendiendo esto, tal vez nos permita iniciar un cambio en el mundo, para construir una sociedad mejor, pues no es necesario hacer grandes cosas, tan solo practicar actos de bondad, y amabilidad sin pedir nada a cambio, pequeñas cosas que ayuden a los demás a ser felices. Para terminar de una vez por todas con los sentimientos que nos desbordan muchos días de desilusión, y decepción por los actos de gente mala y egoísta que tenemos al rededor, para que entiendan que ese camino no lleva a ninguna parte.


Busque, leí, estudié, numerosas ciencias, la mayoría de ellas esotéricas pero tampoco encontré la respuesta , bien es cierto que me han ayudado mucho en la búsqueda de mi misma y de quien soy, a veces me muestran el camino a seguir, son mi «puntito de luz en la oscuridad». He ido aprendiendo de todo aquello que ha llegado a mi vida: tarot, I ching, wicca, santeria, yoga, chackras, etc….y de todas ellas me he quedado con su esencia, con lo mejor, sin que ninguna me absorviera hasta el punto de convertirme en una seguidora fanática….y creo que ahí es donde reside el secreto. En encontrar el equilibrio y quedarse en cada situación con lo mejor, esto debe aplicarse también a la vida, y nuestras vivencias, para conseguir ser felices.

Hace tiempo que deje de buscar «gurus» y comence a buscarme a mi misma, intentando confiar en mi intuición y sabiduría interior., me convertí en «mi propio maestro» y soy autodidacta.
Después de leer varios libros, descrubri que la tierra no es nuestro hogar, tan solo es una gran escuela a la que venimos a aprender, las lecciones que fijamos antes de llegar a esta vida, siendo al mismo tiempo maestros y alumnos.

Debemos entender que no estamos aquí para sufrir, sino para aprender y crecer, y los problemas y obstáculos son oportunidades para ello.

 

 

La mayor maestra que he tenido nunca es mi hija,  ella al igual que cualquier otro niño tiene mucho que enseñarnos, pues conserva sus cualidades innatas: inocencia, alegría, creatividad, satisfacción, amor incondicional…y que la falsa educación de nuestro sistema educativo-social aun no las ha contaminado con la competitividad, egocentrismo y falsedad en las que vivimos inmersos. Las actitudes que todos debemos aprender son: caridad, esperanza, fe y amor.

 

Todos somos seres divinos, pero lo olvidamos y para conocer nuestro poder y volver al hogar debemos recordar la verdad. Debemos recordar el camino.

ascension

 

Los miedos a la muerte, la separación, la inseguridad, y la injusticia, son poderosos y nos bloquean continuamente, pero hemos de entender que la vida es infinita, que jamas morimos ni nacimos en realidad. Solo pasamos por diferentes fases. No hay un final. Tenemos muchas dimensiones y el tiempo no es como lo percibimos, sino lecciones que hay que aprender. Nosotros elegimos cuando entramos y salimos de nuestro estado físico. Y sabemos cuando hemos cumplido lo que se nos envió a cumplir. Hemos vivido incontables veces y aun volveremos a vivir otras tantas. A nuestro alrededor hay espíritus que nos protegen, seres amados que se han marchado y que continúan con nosotros hasta el momento de nuestra muerte en que nos volveremos a reunir.
Nuestro cuerpo es solo un vehículo que utilizamos cuando estamos aquí, en el plano físico. Pero me atrevería a decir aun más: es el templo donde reside nuestra alma y como todo templo debe amarse y cuidarse para mantenerlo en las mejores condiciones.

 

ERES UN SER ETERNO, ERES MI HERMANO, AYUDEMONOS A ENCONTAR EL CAMINO DE VUELTA AL HOGAR.

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